Cuando hablamos de sanar siempre pensamos en enfermedades que soporta y sufre nuestro cuerpo físico, sin embargo esta es la consecuencia de desarmonía y falta de equilibrio en los demás cuerpo, el físico es el última parada.
Entonces cuando tienes un mal estar en tu cuerpo físico lo primero es ir al médico para que te de su diagnóstico y comenzar el tratamiento alopático correspondiente.
Aquí tienes que tomar la responsabilidad de tu propia curación, no es cuestión de poner tu vida y recuperación en manos de otros sin más.
Cuando tomas conciencia de esto comienza esa otra manera de sanar.
Ahora cada vez menos, gracias a Dios, pero recuerdo que antes lo que decía el médico iba a misa. Mi hijo tiene un ojo vago debido a esto, creí fielmente en lo que me dijo el oftalmólogo y no pusimos ningún tratamiento.
No quiero decir con esto que no prestemos atención al diagnóstico que haga el profesional, para eso están y la ciencia médica ha realizado muchos avances para bien de todos. Pero sí digo que tu mejor médico eres tú mismo y es conveniente que aprendas a escuchar a tu cuerpo y a tu intuición.
Existe otra manera de sanar y más duradera.
Esta requiere de tu participación y responsabilidad y la consigues cuando te ocupas de sanar:
- La relación contigo relación contigo misma, contigo misma
- La relación con tus padres.
- La relación con tus ancestros.
- La conexión con tu niña o niño interior.
- Tus creencias.
- Las elecciones de tu alma.
Todo esto es sanación energética que activa tu poder sanador interno y eleva tu energía a la vibración del amor. No tiene base científica pero los resultados son indiscutibles.
A pesar de que tomar tu poder y decidir sanarte holísticamente es un aprendizaje y entrenamiento que requiere su tiempo, hoy te voy a dar un fácil y cómodo ejercicio que puedes comenzar desde ya:
- En un lugar cómodo donde nada ni nadie te vaya a interrumpir, todos los aparatos electrónicos fuera del lugar. Enciendes una vela blanca y una varita de sándalo del aroma que prefieras. Te sientas con los pies bien pegaditos al suelo y la espalda recta. Respiras profundamente por tres veces y repites:
- Yo, (tu nombre), soy amor.
- Mi respiración es amor.
- Mi mente es amor.
- Mi corazón es amor.
- Todos mis órganos internos son amor.
- Todo mi cuerpo físico es amor.
- Doy gracias por mi salud que es perfecta.
- Toma 3 respiraciones profundas y comienza de nuevo. Repite tres veces mínimo, luego todas las que quieras o creas necesario.