Si tu presente está influenciado por viejas heridas difícilmente podrás ser el líder de tu vida. Igualmente complicado te resultará prosperar pues muy posiblemente tu autoestima se está resintiendo.
En estas circunstancias ves tu vida desde el papel de víctima, y una víctima nunca es líder de nada. Te vas convirtiendo en una persona reactiva; o bien complaces o bien te empeñas en molestar a todos los demás, ya sean miembros de tu familia, compañeros de trabajo o amistades.
Buscas continuamente la aprobación. No tienes dirección propia, vas a la deriva.