Tu estado emocional va a influenciar considerablemente en tu día a día.
Seguro que más de una vez has dicho: “Hoy me he levantado con el pie izquierdo” y posiblemente ni siquiera sepas el por qué.
Ese día todo te sale al revés, o ni siquiera te sale. Discutes y te irritas por cualquier cosita.
Todo eso es consecuencia de un dolor emocional que tienes escondido y te está gritando de que ya es hora de que lo enfrentes y lo sanes.
Así empieza y si no le haces caso, pronto empezarás a tener angustia, opresión en el pecho, desesperación… un continuo mal-estar.
El dolor emocional viene de situaciones no resueltas, por pequeñas e insignificantes que sean, las desavenencias se tienen que resolver. De lo contrario crean lo que nosotros los terapeutas espirituales llamamos costras energéticas, que cada vez se hacen más duras y cuestan más de disolver.
Una palabra mal dicha, tanto si la dices tu como si alguien te la dice a ti. Una discusión con alguien cercano a ti. Una crítica, una traición, tus posibles creencias negativas sobre la vida, sentirte una víctima, echar la culpa a los demás de lo que te sucede, no perdonar, sentir odio…
Todo esto va creando un resquemor dentro de ti que se traduce en dolor emocional.
El dolor emocional hace que te conviertas en una persona amargada, una persona enferma, hace que tu mente corra a mil por horas creando escenarios negativos.
Toda esa turbulencia interna esa lucha y conflictos internos toman poder y se ven en tu vida externa.¿Cómo te puedes liberar de esto? ¿Cómo puedes sanar tu dolor emocional?
Una de las técnicas imprescindibles para esto es el perdón. Trabajar el perdón limpia, se produce una verdadera alquimia en tu interior y cambia tu punto de encaje, el punto de encaje es ese lugar desde el que actúas.
No te tomes nada personalmente, pues cada persona habla y actúa según su interior, según su propio nivel emocional.
El perdón y el no tomarte nada personalmente, te llevan a potenciar tu inteligencia emocional, pasar a entender que solo tu eres responsable de cómo te sientes y entonces ves tu capacidad de elección y te haces grande al elegir quitar toda la costra acumulada.
Por otro lado, dejas de sufrir y aprendes a controlar tus emociones. Sanas y te llenas de energía.
El camino tiene otras paradas pero si empiezas ya por estos dos puntos tu experiencia emocional cambiará considerablemente para bien.