Superar el pasado, y sobre todo cuando este ha sido amargo, es siempre un gran reto.
Olvidar los momentos dolorosos y quedarte solo con los recuerdos bonitos y agradables no siempre resulta fácil, aún menos cuando tenemos contacto con personas que te refriegan ese pasado cada vez que ellos lo necesitan.
Esto duele, duele mucho y más cuando estás trabajando para limpiarlo, aprender y no volver a cometer las mismas acciones de nuevo, esas acciones que te llevaron a tener resultados amargos.
Puede que hayas tomado decisiones que te condujeron a situaciones “sin salida”, desesperantes, con sensaciones de ahogo y angustia. Puede que en estas situaciones se vieran involucradas otras personas (pareja, hijos, amigos o familiares), aunque la responsabilidad última fuera solo tuya.
Cuando te das cuenta de ello e intentas rectificar pasando a realizar acciones para alejarte de eso, el trabajo interno a llevar a cabo es fuerte y puede que llores más de una vez, pero estás ahí haciéndolo… entonces todo el apoyo es bienvenido, pero…
¿Qué pasa cuando las personas que te rodean te traen, te refriegan esos recuerdos una y otra vez, o de cuando en cuando, según el momento de esa persona?
Lo primero es que parece que todo el trabajo que llevas hecho se derrumba y no ha servido para nada, lo segundo que vuelves a sentir ese dolor y te culpas y te deprimes, quieres huir lejos.
Estar alerta es tremendamente importante cuando estás limpiando el pasado. En el momento de que una de esas personas te venga con el cuento y sientas que te clava “un puñal”… no te derrumbes, en vez de eso observa.
Esto será una prueba de fuego para ti y según tu actitud ante la situación sabrás en que punto de sanación del pasado estás.
Si entras al trapo y discutes, todavía te queda trabajo por hacer. Si observas el momento en el que está esa persona y qué es lo que realmente pretende y necesita, comprenderás que no tienes nada que ver con su ataque.
Sé perfectamente que esto es complicado, somos humanos, tenemos ego y apegos, lo bueno es que cuando cuidas tu interior, armonizas tus pensamientos y sanas todas esas emociones pasadas, los momentos de dolor se minimizan y no les damos permiso para que permanezcan mucho tiempo con nosotros.
En la medida de lo posible, aléjate de las personas que de una u otra manera te ayudan a sufrir.
Te deseo un feliz viaje.