No poder tener el control sobre tus emociones te puede acarrear vivir situaciones muy desagradables, tanto para ti como para las personas que en ese momento están contigo.
Esto puede ocurrir tanto en tu vida personal como profesional, aunque si es cierto que muchas personas se atan la lengua en su centro de trabajo y luego la desatan completamente en su casa, llegando la gran tormenta del siglo creando una espectacular des-armonía personal.
¿Qué está pasando dentro de ti que te lleva a reaccionar de maneras dolorosas?
Eso sería lo primero que tendrías que preguntarte si afortunadamente te das cuenta de que tú eres responsable de esas situaciones desagradables y te gustaría que no volviesen a ocurrir.
Posiblemente justifiques tu comportamiento con frases como:
Nadie me entiende
Es que me sacan de quicio
No respetan mis límites
No soporto la injusticia
Todo el mundo está continuamente juzgando
Al final da igual lo piensen o hagan los demás pues lo que cuenta eres tú, el como te sientes, ¿qué es lo que queda dentro de ti después del enojo? Seguramente un enfado contigo misma, quizás el sentirte avergonzada.
Y como conclusión un fuerte sentimiento de culpa que te llevará a la crítica y a un monólogo interior destructivo.
Solo te dejo una poderosa clave para que consigas domino sobre ti misma y te dejes arrastrar por los arranque de ira: conviértete en la observadora, ¿y esto como se hace?
Observa los acontecimientos diarios como si de una película se trataran, no los metas dentro de ti, sencillamente míralos, piensa y actúa desde la perspectiva.
Como todo en esta vida, se consigue con la practica así que haz un acto de poder, toma acción y practica. Al cabo de un rato será como coser y cantar.
No cometas el error de esperar que los demás cambien, que los demás te entiendan, que los demás hagan según tu. Sencillamente elévate por encima de esto descubriendo el poder que hay dentro de ti esperando a ser reconocido.
Recuerda: Conviértete en la que observa.