¿Cuántas veces te has olvidado de ti misma para complacer a otra persona? ¿Te has parado alguna vez a pensarlo y ser consciente de ello?
A veces eres complaciente espontáneamente, otras veces lo eres aún sintiendo una punzada en el estómago (plexo solar), no escuchas a tu cuerpo y sigues adelante.
Hasta que llega el momento en el que todo estalla y comienzan las discusiones y los malos entendidos e incluso las relaciones se llegan a romper con mucho dolor.
Hay determinadas circunstancias en las que para que todo salga a la luz son necesarias situaciones desagradables pues de otra manera todo hubiese seguido igual.
La verdad siempre sale a la luz para que las cosas se pongan en su sitio, a partir de ahí, entre las personas implicadas, habrá quien avance y habrá quien se quede atrás.
Entonces, para que tus relaciones sean lo más armoniosas posibles, es importante entender que a la primera que tienes que complacer es a TI MISMA, ¡y cuidado! Nunca desde el egoísmo, siempre desde el amor incondicional.
Nunca hagas daño a nadie, ni siquiera a ti misma.
Conócete bien a ti misma, entiende cómo eres y por qué eres así, abraza lo que te valga, desecha lo que ya no y cambia lo que sientas que es necesario cambiar.
Date mucho amor y cariño, respeta tus tiempos.
Hoy te recomiendo que te hagas consciente de esos momentos en los que has sido complaciente con otros cuando realmente no era lo más adecuado para ti y empieza a hacer cambios dentro de ti para que cuando lo vuelvas a SER lo seas desde todo tu corazón.
Con cariño,
Mercedes