La mente comenta, juzga, compara, especula, condena, se queja, hay cosas con las que está de acuerdo y con otras no tanto. Le encanta inventarse chismes, y contar mentiras.
Mentiras como: eres fea/o, estás gordísima/o, no le caes bien a nadie, eres un/a inútil, no terminas nada de lo que empiezas, el dinero nunca te llega, etc. Etc. Etc.
Y tú te lo cree todo, creando así lo que se llama un ambiente mental tóxico.
Recuerda que todo empieza con un pensamiento y una idea mental, si vas a comenzar un proyecto sea cual sea, y partes de un ambiente mental tóxico, ¿cuál será el resultado?
Lo que te cuenta tu mente quizás no es relevante para tu momento aquí y ahora, quizás te está hablando de algo que sucedió en un pasado lejano, o ayer, o antes de ayer. También puede ser algo que todavía no ha ocurrido. La cosa es que está siempre ocupada, distrayéndote y sacándote del ESTAR PRESENTE.
Tu mente te critica, te juzga, te condena. Critica a los demás, igualmente los juzga y los condena. Todo viene de una mente muy condicionada por lo aprendido desde que eres un bebé.
Para asegurar su efecto sobre ti y tu vida, crea imágenes y hace que veas la película una y otra vez, lo peor de todo es que te identificas y te crees todo lo que te cuenta. Dices sí a castigo de tu mente sin rechistar, te lo crees y lo aceptas.
Cuando te identificas con tu mente llena de pensamientos negativos recurrentes, das permiso para que esos pensamientos compulsivos sigan y sigan, tomando así mucho poder que se traducirá en reacciones no deseas que no te benefician, solo pueden crear un mayor mal-estar.
La buena noticia es que puedes hacer un gran trabajo y empezar a creerte “mentiras verdaderas” y hacer de tu mente un instrumento de apoyo para tu mayor bien-estar, tener una Mente Amiga que te ayude a alcanzar el éxito en tu vida.
Te dejo tres claves para que pases inmediatamente a la acción:
1.- Conviértete en la/el que observa
Poderoso paso este. Presta atención a tus pensamientos, sobre todo a los repetitivos. Sin juzgar, sin criticar y sin condenar. Sencillamente obsérvalos y desapégate. Toma nota en tu libreta, sí escríbelos, esta es otra buena manera de observarlos.
Haz este ejercicio al menos durante una semana, todos los días. Luego pasa al siguiente.
2.- Ahora eres tu quien cuenta mentiras, pero esta vez mentiras verdaderas
Sé que te va a costar un poco dejar de creer las mentiras de tu mente y pasar a creer tus mentiras verdaderas sin embargo los resultados, que te lleven a vivir, gratamente te sorprenderán.
Es un paso fácil, claro está más fácil será con la práctica continua, es cuestión de empezar a crear el hábito.
Una vez que has observado tu mente, (te has podido dar cuenta de lo absurda que puede llegar a ser), vas a pasar a la acción y te vas a contar otra historia.
Cuando te pilles pensando cosas como:
· No sirvo para nada, tachas eso y dices: Soy una persona muy capaz
· Todo el mundo me critica, tachas eso y dices: No me tomo nada personalmente, las opiniones de los demás no tienen nada que ver conmigo, soy libre de las críticas.
· Todo me sale mal, tachas eso y dices: Mis decisiones siempre son perfectas para mí.
· Mi energía está por los suelos, tachas eso y dices: Estoy llena/o de energía y entusiasmo
· Etc.
Comienza a contarte una nueva historia, da la vuelta a las mentiras de tu mente.
3.- Practica el silencio, acalla tu mente
Crear el hábito de meditar diariamente es una buena cosa. Si nunca lo has hecho puedes empezar por practicar el silencio unos minutos al día, concentrándote en tu respiración sin prestar atención a tus pensamientos. Estos vendrán, claro que vendrán, recuerda que la función de la mente es pensar y nunca para, pero tú tienes el PODER, tú eres algo mucho más grande que tu mente. Es hora de reconocerlo.
Los beneficios y resultados de practicar estos tres pasos son innumerables, ahora depende de ti, si pasas a la acción los verás, si solo lees este artículo y te olvidas, seguirás igual que hasta ahora.
Recuerda:
Primero observa
Segundo cuéntate otra historia, una bien cargada de energía positiva
Tercero guarda silencio, acalla tu mente.
Resultados: Calma interior, enfoque, claridad en la toma de decisiones, seguridad, fuerza y empuje para alcanzar tus propósitos, autoestima elevada… y más