Ya sabes que tener una Mente Amiga es básico para todo en la vida y crear desde unos cimientos bien sólidos y por supuesto en los negocios no iba a ser menos.
Un gran problema con el que se encuentran los emprendedores, es cuando llega el momento de cobrar por sus productos o servicios.
Los miedos surgen con preguntas como: ¿Quién soy yo para cobrar? ¿Quién me va a pagar lo que pido? ¿Quién me va a pagar por lo que hago? Pero si la gente lo quiere todo gratis…
Si esto le suele pasar a todo nuevo emprendedor, no te digo a los que se dedican al desarrollo personal, a desarrollo espiritual y/o sanación. El diálogo interno suele ser: me da cosa de cobrar por ayudar a otros, me da apuro de cobrar por ayudar a las personas a sanar, que pena tengo, no puedo pedir dinero por esto, mejor que me den la voluntad.
A ver, yo te pregunto ¿Los médicos cobran? ¿Los abogados cobran? ¿Los asesores inmobiliarios cobran?… ¿Por qué no vas a cobrar tú?
Al igual que tú, el médico ayuda a los demás, el abogado ayuda a los demás, el asesor inmobiliario ayuda a los demás, el contable ayuda a los demás… Todas las profesiones de una u otra manera prestan un servicio de ayuda a los demás.
Ellos han pagado por formarse, igual que tú has pagado por formarte, has dedicado tiempo, entrega, esfuerzo y dinero para ello. Por lo tanto ha llegado el momento de valorar A TODOS LOS NIVELES, todo el camino recorrido y todo lo que les vas a ofrecer a las personas que vengan a ti.
Si no cobras, te hartarás de trabajar horas y horas, lo harás a penas sin darte cuenta porque lo haces te ENCANTA, pero además de eso tienes que comer, vestirte, pagar tus facturas, etc. Así que cuando observas que trabajas y trabajas sin ver que el dinero entra, te darás por vencida/o y abandonarás. ¡GRAN ERROR!
Empiezas siendo emprendedora/emprendedor, luego serás empresario y esto último dependerá de que cuides tu interior, sí digo bien, que cuides tu mente, tus pensamientos, tus emociones, tu autoestima… porque el pilar de todo lo que vas a crear está dentro de ti.
Esto es algo que la gran mayoría de los emprendedores no tienen en cuenta y caen estrepitosamente.
La primera cosa que tienes que hacer es transitar desde una mentalidad de empleada/o a una mentalidad de emprendedora/emprendedor y luego una mentalidad de empresaria/o.
En la primera te ceñías a un horario, unas tareas a realizar y un sueldo mensual. Por X circunstancias decides atreverte a emprender, aquí todo empieza a depender de ti y ya eso es un cambio fuerte del que muchos no son conscientes. Si has saltado todas las barreras que se te ponen delante cuando emprendes, llega el día en que te conviertes en empresario, aunque este proceso es más dulce también hay que ser consciente de los cambios internos que trae.
De ahí que actuar con mente y corazón abiertos sea tan importante, de ahí que sentirte merecedora/merecedor sea tan importante. De ahí que confiar en ti sea tan importante.
Emprender trae cambios a tu vida y tienes que estar preparada/o para enfrentarlos, integrarlos y crecer con ellos.
Cultiva una mentalidad triunfadora, haz de tu mente tu amiga a todos los niveles humanos: Espiritual, Mental, Emocional y Físico.
La mentalidad ya no es “dependo de una empresa, o de un jefe” la mentalidad ahora es “soy fuerte, confío en mí y dependo solo de mí”